La felicidad no es un estímulo que depende de factores externos que estan en constante cambio, ni una sensación temporal y pasajera, sino aquella que brota de dentro, y fruto de nutrir nuestra conciencia y cultivarla, y de una reflexión y trabajo personal, pero también de un logro creativo de autosuperación. Por eso nos cuesta tanto ser tan profundos, huyendo de la soledad, del silencio y de la verdadera reflexión.
Con cada una de mis apasionadas respiraciones, me conecto a la vida, ansiosa por explorar y descubrir una nueva ciudad, por deleitar un flamante destino, por bañarme en un nuevo mar, por observar una misma luna en otro cielo; galopando hacia un nuevo rumbo pero sin ningún plan, mas allá de las inmortales semillas del avance, de mi firme vocación docente, y de mis profundas ansias por exprimir la vida y cada momento al máximo.